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Descripción general

“Latitud Cerro Matoso” nace a partir de una experiencia vivida por mi familia y por mí en el año de 1994: el desplazamiento de mi pueblo natal Montelíbano, ubicado en el departamento de Córdoba, cerca de las minas de níquel de Cerro Matoso, donde trabajaba mi padre, a la ciudad de Manizales Caldas donde vivía la familia de mi madre. El proyecto cuenta con tres partes: la primera “Hacia una geografía corporal del conflicto” cuyo eje central es la memoria colectiva de mi familia, que entre otros contiene el testimonio oral de mis padres y documentos y elementos corporales propios; la segunda “Desplazamientos y transiciones” performance que se centra en la memoria personal pasada y presente a partir del desplazamiento territorial; la tercera parte “testimonios desterrados” muestra un proceso etnográfico a partir de la memoria personal, colectiva, e histórica del pueblo al que regrese a finales de agosto de 2017, después de 23 años de haber huido.

El proyecto enmarca el contexto sociopolítico de un lugar donde se extraen grandes riquezas, que como muchos otros es explotado por las transnacionales y a raíz de esto es azotado por la violencia, conflicto armado, pobreza y contaminación.

 

La muestra hizo parte del año Colombia Francia y fue seleccionada como como beca de Muestra Individual del 16 Salón Regional de Artistas Centro Occidente fue expuesta en la Alianza Francesa de Manizales en tres fases en junio, agosto y noviembre de 2017. En el 2018 la muestra fue invitada y expuesta entre febrero y marzo por la Galería Valenzuela y Klenner en la ciudad de Bogotá

Parte 1: Hacia una geografía corporal del conflicto

 

Es conocido el conflicto existente, desde que las multinacionales llegaron con sus máquinas a extraer las riquezas del subsuelo en el país. Montelíbano, pueblo ubicado en el departamento de Córdoba, donde se instaló la multinacional minera BHP Billiton, cuya empresa subsidiaria era la compañía Cerro Matoso; es el punto de reflexión plástica de la obra de Estefanía García Pineda. La obra está articulada por una historia personal, donde la familia de la artista, como la mayoría de colombianos llegó a trabajar a esas empresas por falta de oportunidades laborales en otras regiones del país.  La empresa explotadora de níquel, no pagaba regalías al estado, ni muchos menos a sus empleados sueldos dignos.  La obra da voz a los padres de la artista quienes narran el contexto social, político y económico de la región, en el primer lustro de la década de los noventa, siendo su padre trabajador de cerro matoso; mientras ella escuchando esos relatos, se teje en una de sus manos, con su cabello hilado la palabra cerro matoso, como insistiendo que ese lugar que más se parecería al infierno dantesco, ya estaba inscrito en su propio cuerpo.

 

 

Enlace video: https://www.youtube.com/watch?v=2oeBCH01PyM&t=694s

 

Relatos conmovedores de sus padres, que podrían ser la de todos los trabajadores de estas empresas, que dentro de la precariedad lograban sobrevivir, se articulan con piezas que hablan del desplazamiento. Todo esto dentro del conflicto armado donde paramilitares, militares y guerrilla, comprometían la estabilidad de la familia que ya tenía dos hijas. Es por este contexto violento e insalubre, por la contaminación de los primeros cuatro años de Estefanía y su hermana, que la familia decide abandonar la región y volver al eje cafetero; donde así no hubiese una estabilidad laboral, al menos habría más tranquilidad y menos contaminación. Era enero de 1994 cuando la familia se instala en Manizales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Latitud Cerro Matoso,  es un gran autorretrato donde radiografías, dientes, tierra, níquel, gasas, cabello, copias de actas de nacimiento, huellas de nacimiento video con testimonios de los padres, conforman un relato extremadamente contundente, que sitúa la obra de esta joven artista, en un camino prometedor donde ya podemos incluirla dentro de lo que he llamado los otros realistas, donde la relación entre arte y política logra abrir un terreno de reflexión sobre nuestro contexto, sobre todo hoy donde el asunto de la minería sigue siendo el problema crucial de poder entender buenas partes del conflicto social en el país. En suma Estefanía García Pineda es un artista, que desde ahora logra incursionar con fuerza en este complejo mundo del arte contemporáneo.

 

Ricardo Arcos-Palma

Crítico de arte y de la cultura.

PhD en artes y ciencias del arte

Universidad de la Sorbona.

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